EL CALENTAMIENTO GLOBAL

 

EL CALENTAMIENTO GLOBAL



Millones de personas sufren ya los efectos catastróficos de desastres naturales extremos exacerbados por el cambio climático: desde las prolongadas sequías en el África subsahariana hasta las devastadoras tormentas tropicales que arrasan todo el sudeste asiático, el Caribe y el Pacífico. En 2018 hubo devastadores incendios y olas de calor durante los meses de verano en el hemisferio norte, desde el Círculo Ártico hasta Grecia, pasando por Japón, Pakistán y Estados Unidos, que mataron a centenares de personas.

Si bien de forma general entendemos el cambio climático en términos del impacto que tendrá en nuestro medio natural, son sus efectos devastadores para la humanidad en el presente y el futuro los que lo convierten en una cuestión de derechos humanos urgente. Agravará y magnificará las desigualdades existentes, y sus efectos continuarán extendiéndose y agravándose con el tiempo, acarreando la ruina de generaciones actuales y futuras. Estos son los motivos por los que la falta de medidas de los gobiernos para abordar el cambio climático, pese a las acuciantes pruebas científicas, podría ser la mayor violación de derechos humanos intergeneracional de la Historia.

¿Qué es el cambio climático?

El clima del planeta ha experimentado cambios constantes a lo largo del tiempo geológico, entre ellos fluctuaciones significativas de las temperaturas medias globales.

El calentamiento actual se está produciendo, sin embargo, más rápido que cualquier fenómeno pasado. Ha quedado claro que la mayor parte del calentamiento registrado durante el siglo pasado la hemos causado los seres humanos al emitir gases que retienen el calor —comúnmente denominados gases de efecto invernadero— para cubrir las necesidades energéticas de la vida moderna. Lo hacemos mediante la quema de combustibles fósiles, la agricultura, el uso de la tierra y otras actividades que provocan el cambio climático. Los gases de efecto invernadero se encuentran en su nivel más alto de los últimos 800.000 años. Este rápido aumento es un problema porque está cambiando nuestro clima a una velocidad demasiado alta para que los seres vivos podamos adaptarnos a ella.

El cambio climático no sólo conlleva un aumento de las temperaturas, sino también fenómenos meteorológicos extremos, la elevación del nivel del mar y cambios en las poblaciones y los hábitats de flora y fauna silvestres, entre otros efectos.


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1. Aumento de los gases de efecto invernadero

La excesiva actividad industrial que se ha registrado en el mundo a partir de la Revolución Industrial es la principal causa del calentamiento global. La gran mayoría de los procesos de este tipo liberan una enorme cantidad de gases de efecto invernadero que, una vez en la atmósfera, deterioran la capa de ozono y, a la vez, exponen a la Tierra de manera directa a los rayos del sol.



El dióxido de carbono o CO2 es el gas más conocido de todos por ser el principal responsable de impedir la salida del calor en las capas bajas de la atmósfera; como nos confirman desde National Geographic  su producción ha aumentado unos 6 billones de toneladas métricas al año desde 1990, es decir, algo así como un 20%. También están el óxido nitroso y otros tantos derivados de la producción de electricidad. ¡Pero esta es solo la primera causa!

2. Quema de combustibles fósiles

Una buena parte de los gases de efecto invernadero se generan tras la quema de combustibles fósiles, es decir, todos aquellos que se derivan de productos como el carbón, el petróleo y el gas natural. Esto lo observamos, por ejemplo, en los grandes centros urbanos con la quema masiva de combustibles por los coches y otros medios de transporte pesado.



El efecto negativo de los combustibles fósiles es doble si tenemos en cuenta la contaminación del aire y los problemas de salud que se pueden derivar de esta circunstancia. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud calcula que en la actualidad existen cerca de 300 millones de personas en el mundo enfermas de asma, una cifra que aumentará proporcionalmente a la presencia sustancias nocivas en el ambiente. ¡Sigamos!

3. Deforestación de selvas y bosques

Se suele pensar que la deforestación de selvas y bosques solo genera efectos en los entornos más cercanos. Sin embargo, el daño que se genera es global. Los árboles tienen la facultad de convertir el CO2 en oxígeno a través del proceso de la fotosíntesis, con lo cual contribuyen a reducir la contaminación del aire. Pero si reducimos su número, la concentración de CO2 y de otros gases será mayor y, por tanto, aumentarán las temperaturas terrestres.

Los bosques y selvas aún cubren cerca del 30% de la superficie de la Tierra, pero cada año se pierde una extensión similar a la de países como Panamá. ¿Te contamos más?



4. Excesivo uso de fertilizantes

Los pesticidas, fertilizantes y demás químicos empleados en sectores como la agricultura y la ganadería son otra causa directa del calentamiento global. Todos poseen un alto contenido de óxido de nitrógeno, que es incluso más perjudicial que el dióxido de carbono. De ahí la necesidad de apostar por formas de cultivo y producción de alimentos más naturales. ¡Veamos el último!



5. Alta producción de residuos

La alta producción de residuos también favorece el calentamiento global. ¿De qué manera? Cuantos más residuos produzcamos a diario, mayores serán los niveles de gas metano en el ambiente, un elemento que se genera durante la descomposición de materiales en los vertederos. Además, consumir de forma masiva supone una mayor demanda, con lo cual las industrias aumentarán sus niveles de producción y, por ende, los niveles de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera serán mayores.



¿Qué puedes hacer tú para frenar el calentamiento global?

Frenar el calentamiento global requiere fundamentalmente medidas promovidas por altos organismos, gobiernos e instituciones de alcance mundial. Sin embargo, eso no quiere decir que todos nosotros y nosotras como ciudadanos no podamos aportar a este proceso. Todo lo contrario, existen distintas formas de hacerlo:

·         Reciclar diariamente

Podemos controlar el nivel de residuos generados a diario, reciclando plásticos, ropa y otros materiales. Además, es necesario realizar una adecuada clasificación de los residuos para tirar cada residuo en el contenedor adecuado y aprovechar materiales, artículos o productos que hayan cumplido su primer ciclo de vida.

Cambiar a un modelo de consumo responsable

Es importante saber cuáles son nuestras verdaderas necesidades como consumidores y consumidoras. No se trata de comprar porque sí, se trata de hacerlo con responsabilidad y en base a una necesidad real y no a un capricho.

Participar en iniciativas de ciudadanía global

También podemos formar parte de iniciativas locales, sectoriales o regionales que generen sensibilidad en la población e impulsen soluciones conjuntas para generar cambios positivos.

·         Adquirir productos de Comercio Justo

En nuestro rol como personas consumidoras, podemos incidir en la disminución de gases de efecto invernadero si apoyamos iniciativas de consumo que no empleen productos químicos o artificiales y que, a la vez, contribuyan al desarrollo social de sus entornos, como el comercio justo. 

 

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